Tu mente, tu mayor aliada. Descubre cómo usarla a tu favor

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Por: Sebastián Pereira (Chile)

Al entender cómo funciona nuestro cerebro, dejamos de sobrevivir y comenzamos a vivir.
Alcanzar nuestros anhelos, dirigir nuestro destino, hallar la felicidad. . . mucho de esto reside en nosotros mismos: en entender el intrincado laberinto de nuestro cerebro y de la dedicación que vertemos en materializar nuestras ambiciones. A menudo nos atormentamos preguntándonos por qué el éxito nos esquiva, o nos invade la frustración ante metas inalcanzadas, culpándonos por los deslices y minando nuestra confianza.


¿Qué tal si te revelo que el quid del asunto no radica en quiénes somos, sino en lo que aún ignoramos de nuestro ser? Así es, yo tampoco lo sabía, hasta que descubrí la academia www.ttalent.es y me sumergí en su curso de Neurociencia del Comportamiento. Allí hallé las respuestas que buscaba y, aún más valioso, las herramientas para crecer. En este espacio, compartiré contigo ideas esenciales acerca del funcionamiento de tu mente, cómo puedes moldearla a tu favor y, sobre todo, cómo plasmar este saber para darle un giro trascendental a tu existencia.


Expectativas y frustración: el error de predicción.
Es común para nosotros hacernos expectativas, ya sea en nuestro entorno laboral como personal, tenerlas no es malo, al contrario, muchas veces nos impulsa a seguir adelante, pero si estas expectativas no se cumplen, nuestro cerebro las puede interpretar como un fracaso.
Así que no sólo basta con tener la expectativa, sino también debemos actuar en consecución de ellas. En el mundo de la neurociencia, esto se llama error de predicción, que es la diferencia que existe entre lo que esperamos que pase y lo que en verdad ocurre. Si
esta diferencia es muy grande, nuestro cerebro lo puede interpretar como fallo y se
genera la frustración.


Decidir con la cabeza… y con el corazón
Otro punto importante —e igual de cotidiano— es la toma de decisiones. En este proceso, no solo es clave estar bien informados y evitar basarnos en suposiciones, sino también identificar si estamos decidiendo desde la razón o desde la emoción.
Esta distinción puede parecer sutil, pero la justificación detrás de una decisión será clave para nuestra salud mental. Entonces, ¿qué significa esto para nuestra vida diaria? Que es clave que desarrollemos la habilidad de reconocer la raíz de nuestras decisiones: si estas son
tomadas desde una emoción como el temor, el amor, la rabia o la exaltación, o bien, si provienen de un análisis más meditado y reflexivo.
No se trata de suprimir las emociones, sino aceptarlas y comprender cómo nos influyen. Entender las razones detrás de nuestras elecciones —y el proceso que seguimos para hacerlas— nos permite mantenernos fieles a nuestros principios, prevenir remordimientos innecesarios y desempeñarnos con mayor confianza.


En lo que controlamos, actuamos. En lo que no… elegimos.
Por último, les comparto este concepto que al igual que los anteriores es igual de relevante para nuestra salud mental y emocional, el cual se puede resumir en la siguiente frase: Somos responsables de la siembra, no de la cosecha. Es decir, en un asunto el resultado no siempre depende completamente de nosotros, sino sólo aquello sobre lo que realmente podemos controlar.
Es por lo anterior que debemos poner nuestro foco en lo que sí podemos controlar —nuestras acciones, intenciones y esfuerzo— es lo que nos permitirá avanzar con paz, sin quedar atrapados en la frustración por aquello que escapa de nuestras manos.
Y en aquello que no controlamos, debemos tomar una decisión consciente: si nos genera valor, reforzarlo; si no, aprender a soltarlo o alejarnos. Saber distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no, nos libera del desgaste innecesario y nos permite enfocarnos en lo que sí podemos transformar.


¿Y ahora qué?
Este blog es solo el comienzo. Te invito a cuestionarte, a aprender, a observar tu mente con curiosidad y sin juicio. A interesarte por la neurociencia, a descubrir cómo funciona tu cerebro y cómo ese conocimiento puede transformar tu manera de vivir. Porque cuando comprendemos cómo funcionamos, no solo mejoramos nuestro presente: también sembramos una vida más consciente, plena y libre.

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